Discurso de Fredy Córdoba en la despedida de Antonio García

0


 Inicio esta alocución mencionando una cita de Amado Nervo acerca del destino:

 

“Muy cerca de mi ocaso yo te bendigo vida porque nunca me diste ni Esperanza fallida ni trabajos injustos ni pena inmerecida porque veo al final de Mi rudo camino que fui el arquitecto de mi propio destino”.

 

Todo proyecto tiene un principio que exige la energía, la dedicación y la convicción a través de la vida y cierra con broche de oro, la feliz culminación y la satisfacción personal de haberlo logrado.

 

La cristalización de los propósitos trazados por un derrotero dentro de la ética y el pundonor nos proporciona un estado de paz interior y una fuerza espiritual que deja sus huellas imperecederas en los ámbitos donde trascendemos.

 

A Antonio García le manifestamos que para la comunidad metropolitana no solo ha sido profesor de la institución sino un amigo que ha dejado una huella generosa que prevalecerá a pesar de la distancia física contrarrestada por la cercanía fraternal y espiritual.

 

La amistad no crece por la presencia de las personas sino por la magia de saber que aunque no la veas la llevas en el corazón.

 

Toñito termina su labor docente dejando su impronta personal y el resto del tiempo y la distancia por trasegar estarán pletóricos de tranquilidad y felicidad por los merecimientos cosechados a través de su historia profesional.

 

No le decimos a Dios sino hasta pronto porque la familia metropolitana seguirá siendo su familia y cuente siempre con nuestro aprecio y gratitud ya que el afecto y la gratitud no tienen fecha de vencimiento

 

  

Antonio García

 

Antonio, gran profesor, gran caballero;

su sencillez, paciencia y sabiduría

formaron juventudes, cual semillero,

por su talante, carácter e hidalguía.

 

Incondicional amigo, cálida persona;

sus modales, solvencia y disposición

lo distinguen como el sol que asoma,

en la alborada de una generación.

 

Don de gentes, cortesía y amabilidad

en su trasegar lo acompañan, siempre;

voluntad, presteza y cordialidad

acreditan su labor como docente.

 

Al son del cariño, Toñito le llamamos,

el diminutivo el afecto acrecienta

a quienes su amistad honrados contamos

y llevaremos en la mente como impronta.

 

Sigue el devenir con serenidad,

recoge y disfruta lo que forjaste,

el Todopoderoso premiará con seguridad

el gran ejemplo que con tu labor labraste.


Tags

Publicar un comentario

0Comentarios

Comenta aquí

Publicar un comentario (0)